Imaginación

lunes, 12 de marzo de 2012

***

—¿Cuánto crees que falte para llegar? —preguntó el pequeño, mientras tiraba de la manga de su hermana mayor. Ella le sonrió algo forzadamente, pero no respondió a su pregunta. La chica miraba continuamente hacia atrás, pues sabía que Ella los estaba siguiendo y, si no se apresuraban, pronto los atraparía.

—Tienes que seguir caminando —le indicó con un cierto temblor en su voz—. Vamos, ya llegaremos. —El suelo bajo sus pies parecía endurecerse a cada paso y lastimaba los pies de ambos, pero debían hacer caso omiso de esas molestias. Avanzar era todo lo que importaba.

Carol miró por encima de su hombro y suspiró aliviada al no ver a nadie acercándose, pese a saber que no podía confiarse. El inmenso laberinto zigzagueaba frente a sus ojos y durante largos instantes creía que había perdido el rastro. Sin embargo, debía confiar en las indicaciones que le habían dado y continuar caminando, sin importar nada mal.

Ninguno sabía qué día era o si hacía frío o calor. Era como si el tiempo simplemente se hubiera detenido, creando una suerte de burbuja en la que se movían como ratas de laboratorio. ¿Acaso se sentía diferente a eso, a pequeñas criaturas intentando buscar una salida inexistente? «No pienses en eso», se ordenó Carol con firmeza.

—Necesitamos descansar —protestó Diego con su voz aguda, deteniéndose un instante para apoyarse luego en sus rodillas—. Estoy cansado. Ya podremos seguir en un rato. ¿Por favor?

La joven se mordió un labio, sintiendo el temor subiendo por su pecho hasta su garganta. No quería detenerse bajo ninguna circunstancia; era demasiado peligroso, era imprudente, era… Pero ¿cómo podía negarle a su hermano menor un descanso luego de interminables horas de dura caminata?

Asintió con la cabeza y el pequeño Diego sonrió, aliviado, yéndose rápidamente a sentar junto a uno de los bordes de aquel laberinto. Ambos estaban agotados y jadeantes, aunque agradecían que no existiera un sol que molestara sus sentidos. Sin embargo, sí extrañaban la brisa…

—Si escuchas algo, dímelo al instante, ¿está bien? —dijo Carol con tono aprensivo. Era inútil: el niño ya estaba profundamente dormido; ella sonrió, enternecida y se acomodó a su lado, vigilante, no dispuesta a caer dormida bajo ninguna circunstancia.

No obstante, era evidente que sería un trabajo en vano. Minutos después, no pudo evitar caer bajo el hechizo del sueño, dormitando plácidamente junto a su hermano; aún así, sus instintos permanecían agudos y listos para actuar, por lo que cuando escuchó el crujido insistente de unos pasos acercándose, abrió los ojos al instante y se levantó de golpe.

—¡Diego! —susurró desesperada. Al ver que el chico tardaba en desperezarse, lo tomó trabajosamente en brazos y echó a correr—. Ella viene. —El niño se despabiló y se revolvió en sus brazos con la intención de que su hermana lo dejara en el suelo—. ¡Corre!

Ambos hermanos se detuvieron en seco cuando se encontraron con una enorme pared cortándoles el paso. Diego chilló y quiso devolverse para probar una nueva ruta, pero Ella ya los había acorralado.

—¡Atrás! —exclamó Carol, sintiéndose menos valiente de lo que parecía y tratando de proteger al niño con su cuerpo. Un sudor frío recorría su cuerpo y se dio cuenta de que estaba temblando. Pero no iba a entregarse tan fácilmente, no iba a rendirse…

La sombra se acercó lentamente con una mirada brillante y amenazadora. Sin embargo, a último momento pareció cambiar de idea y se detuvo, cruzándose de brazos.

—La cena está servida. ¿Tengo que repetirlo por décima vez? —les regañó su madre, asomándose por el cuarto y observando el desastre que tenían hecho—. ¡Bajen rápido, que después tienen que limpiar todo esto!

—Sí, mamá —respondieron los dos niños con un tono de voz cansado.

La mujer se alejó y dejó solos a los dos hermanos que, por toda reacción, se miraron con complicidad para luego estallar en risas y correr por las escaleras en busca de los —¡bien merecidos!— víveres que les harían sobrevivir en su próxima aventura.

1 comentario:

  1. ¿Cómo nos puedes hacer esto? xD

    Me encantó. Cuando apareció la mamá, me di cuenta de que estaba aferrada a la silla y luego fue como si la cinta se rompiera, tipo Spellbound xD.

    Me encantó y de hecho, casi pude verte junto con tu hermano jugando y planeando travesurillas jaja.

    ResponderEliminar

Santa Template by María Martínez © 2014