Death Note y justicia

miércoles, 25 de julio de 2012

Sí, a que debería estar haciendo algo más útil, como escribir cosas de verdad, en lugar de esto, pero bueno... Últimamente más me creo eso de que soy un desastre y un fracaso, así que ¿por qué no alimentar esos malos pensamientos? Seguro sirven de algo eventualmente.

Como sea, el asunto que me trae aquí es el título evidentemente. No fueron pocos los que me motivaron a leer el manga Death Note ―otros, que viera el anime, que es prácticamente lo mismo―, así que el otro día, entre desilusiones y promesas rotas, me decidí a darle una oportunidad. 

Estuve toda la tarde leyendo. Hasta que llegué a lo que todos ya sabemos: la muerte de L. Avancé un par de capítulos más de ese tomo y lo dejé por imposible. Es simplemente absurdo que mates en dos o tres viñetas al rival que lleva 60 capítulos jodiendo al protagonista. Es indigno. Ni siquiera yo trato así a mis personajes y Azar sabe que no están muy a gusto conmigo. 

Así que lo dejé.  Igual jodieron a Light y pierde al final, pero la gracia no era esa. La gracia era que lo capturara L, aunque bueno... supongo que el protagonista ―por ser tal― llevaba las de ganar. Ahora bien: ¿qué pienso del manga? Me pareció bastante bueno, entretenido, enganchador y fluido, considerando que todavía no me acostumbro mucho a lo exagerado de este género japonés (al menos, en el manga comercial como es Death Note)

¿De qué parte estoy? Si no sabes qué voy a responder, es que no conoces ni una pizca de quién soy. Obvio que mi corazón estaba con L. Aunque claro, tenía su gracia ver como el hijoputa de Kira se sacaba todos los problemas ―a veces de forma bastante poco realista― de encima como un campeón. Pero si yo hubiera sido un personaje del manga, estaría contra Kira. 

¿Eso qué dice de mí? Que soy una idealista sin futuro claramente, porque cualquier persona con "dos dedos de frente", seguramente elegiría el bando del prota. Sí, porque matar a los "malvados" suena como algo tentador para todo el mundo y conozco a chorrocientos conocidos que lo harían sin que se les moviera un pelo. Claro, no serían tan listos como Light, pero ya me entiendes...

Ahora, ¿tiene caso analizar por qué tengo ese bando y no otro? Suena a una pérdida total de tiempo, pero, la verdad, tampoco es que esté a medio camino de descubrir la cura al cáncer. Y estoy de vacaciones, los pocos días que me quedan, por lo que no quiero perderlos pensando en lo patética e insignificante que soy y en lo absurdo que es haber desaprovechado dos semanas sin escribir más de seis páginas.

Así que eso: L. ¿Por qué elegir la "justicia legal" antes que "la justicia vengantiva"?  En realidad, esos términos son completamente falsos, en primer lugar, puesto que ni L era un fanático de las leyes ―su ideología no era capturar a Kira solo "porque la ley lo mandaba", de hecho violó varias leyes en su persecución― ni Light se estaba vengando de nadie. Eso quizás puede ser novedoso, ya que el tío este se empieza a cargar a los delincuentes por el simple pensamiento de convertirse en el Dios de un nuevo mundo libre de maldad. Así, sin más. 

En ese sentido, me cuesta empatizar con un personaje así. Claro, al comienzo las motivaciones podrían parecer justificadas ―aunque no lo eran―, pero luego el niño aquel se emborracha de poder y todo se complica (o se pone más interesante, depende del punto de vista). ¿Cuál es mi principal "pero" del actuar de Light? Además del obvio que "matar es malo" o que "venganza no es sinónimo de justicia", todas cosas en las que creo fervientemente, pero que no tiene caso desarrollar ahora.

El problema era que este chico castigaba confiando en la ley. Dado que estaban en la cárcel, tenían que ser culpables, así que boom, muertos. ¿Y si había alguno inocente? Porque vamos, el chico sacaba la información de Internet, el principal centro de mentiras y estupidez humana ―por adictivo y genial que pueda ser también. No se molestaba en comprobar nada y más de una vez castigó a alguien por sospechas o porque había salido libre por falta de pruebas.

A ver, que si un asesino lo pillan con el hacha en la mano y el corazón de su víctima en el otro, puede que sea difícil encontrar una explicación diferente a que sea el asesino, pero cuando a alguien lo exculpan por falta de pruebas, POR ALGO ES, mierda.  Que sí, que sí, que el delincuente puede ser astuto, la fiscalía muy torpe, la policía comprada, las leyes muy malas o el juez incompetente ―je, chiste aparte. Puede pasar, ¡claro! ¿SIEMPRE PASA ASÍ? No. Me ha tocado ver de cerca un caso en que el acusado es jodidamente inocente, pero dado que el delito es muy difícil de probar tanto a favor como en contra, seguro saldrá por falta de pruebas.

¿Y qué dirá la gente?

"Culpable". "Puerta giratoria". "Otro más que se libra, este país..."

Y nadie se parará a pensar un solo maldito segundo a si es verdaderamente inocente, si le arruinaron la vida con acusaciones infundadas o que tiene derechos que DEBEN RESPETARSE. No, claro. Es culpable, porque lo acusaron. Total, es alguien a quien solo veo por la televisión, alguien ajeno a mí, un delincuente. No soy yo. ES OTRO. 

Por eso gente que piensa como Kira ―¡castigad a los malvados!― son solo gente ignorante y egocéntrica. Entiendo el dolor y la ira que llevan a una venganza, pero jamás podré entender la patética y cómoda indiferencia del que juzga y acusa desde la comodidad de su sofá sin más, jurando tener la verdad, jurando ser un pequeño Dios en el Nuevo Mundo.

"Yo soy la justicia". Nadie sabe lo que es la justicia ni yo pretendo decir que tengo una definición. No sé si lo que hacía L era realmente justicia, aunque mi alma dice que sí; puedo equivocarme, por supuesto, porque no sé qué es justicia realmente, aunque la sola palabra me obsesiona a niveles absurdos. 

Pero sé lo que NO es justicia. Y lo que hace Kira, lo que hace este país, lo que hacen todos al prender el noticiario y ver el rostro censurado de un imputado... eso sé bien que no lo es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Santa Template by María Martínez © 2014