Nunca he entendido realmente el significado de tener un blog. Es más bien una estantería de escritos, no un blog propiamente tal. Y se por qué es eso: porque siento que solo debo publicar lo que medianamente valga la pena. Lo que tenga cierta extensión, lo que tenga cierta coherencia, lo que tenga cierto sentido. Si no cumple con una serie de requisitos, pues nada, va a la basura y al olvido.
Es un reverenda idiotez, me lo digo continuamente. Pero neuvamente, comienzo a escribir, releo lo que he hecho y siento que quiero arrancarme los dedos. ¿Cómo es posible que no pueda hacer nada interesante? Porque esa es la clave, podría contar cada pequeño e insignificante pensamiento que pase por mi mente, pero sé que A NADIE LE INTERESA. Eso lo he asumido, pero por alguna razón que escapa a mi comprensión, me molesta que a nadie le interese.
Por ende, solo escribo lo que sé que podría llegar a interesar y eso es un crimen. Es una regla básica de todo escritor que debe escribir lo que él/ella quiere, no lo que el resto quiere leer. No tiene que tener en cuenta lo que pensarán o dirán, sino lo que siente, piensa, cuenta, imagina, crea. Punto. Si gusta bien; si no, bien también. Y, aunque lo sé y se lo he dicho a otros, parece que no me aplico el cuento. Quiero hacer lo que otros quieran ver. Quiero escribir lo que impresione, especialmente a ti, vagabundo.
Quiero que alguien se tope con esto y diga: Vaya, esta chica es buena. Pero vamos, ¿realmente ESO es lo importante? Sé que no he podido sacarme de la cabeza el juego, tus palabras y un montón de cosas más, pero creo que incluso sería una deshonra y una estupidez dejar que eso me detenga, que eso me coarte y me impida ser lo que siempre debí ser: una escritora. Yo decido qué escribir, nadie más. Y sí, todavía quiero impresionarte, pero lo haré a mi modo.
Después de todo, lo hice cuando no tenía la intención de hacerlo. Puedo hacerlo de nuevo. Es cosa de escribir, nada más. ¡No importa si es estúpido, insensato, egocéntrico o a nadie le importa! Es cosa de hacerlo y ver qué sale. ¿O acaso realmente creo que es preferible no hacer nada y esperar a que los dioses me den una idea genial? Eso no sucederá claramente.
Sí, es hora de darme una buena bofetada y ponerme a trabajar. Quizás no gane el juego, porque por Azar que no me veo capaz, pero lo voy a intentar, aunque salga una soberana basura y mientras intentaré usar este blog para lo que es: para ser yo misma, aunque eso decepcione a muchos (vamos, como si leyeran) o incluso a mí misma. Para hablar tonterías que solo a mí me importan y decir las cosas de una forma completamente no estética. Ya habrá tiempo para lo demás.
Y seguiré jugando. Últimamente pienso demasiado en ti. ¡Qué va! No te saco de la cabeza, pero no importa. Seré fuerte y seguiré adelante, hablando tontería tras tontería. El que siempre está disparando, tiene que dar en el blanco alguna vez ¿no?
Es hora de cargar la pistola.
Es un reverenda idiotez, me lo digo continuamente. Pero neuvamente, comienzo a escribir, releo lo que he hecho y siento que quiero arrancarme los dedos. ¿Cómo es posible que no pueda hacer nada interesante? Porque esa es la clave, podría contar cada pequeño e insignificante pensamiento que pase por mi mente, pero sé que A NADIE LE INTERESA. Eso lo he asumido, pero por alguna razón que escapa a mi comprensión, me molesta que a nadie le interese.
Por ende, solo escribo lo que sé que podría llegar a interesar y eso es un crimen. Es una regla básica de todo escritor que debe escribir lo que él/ella quiere, no lo que el resto quiere leer. No tiene que tener en cuenta lo que pensarán o dirán, sino lo que siente, piensa, cuenta, imagina, crea. Punto. Si gusta bien; si no, bien también. Y, aunque lo sé y se lo he dicho a otros, parece que no me aplico el cuento. Quiero hacer lo que otros quieran ver. Quiero escribir lo que impresione, especialmente a ti, vagabundo.
Quiero que alguien se tope con esto y diga: Vaya, esta chica es buena. Pero vamos, ¿realmente ESO es lo importante? Sé que no he podido sacarme de la cabeza el juego, tus palabras y un montón de cosas más, pero creo que incluso sería una deshonra y una estupidez dejar que eso me detenga, que eso me coarte y me impida ser lo que siempre debí ser: una escritora. Yo decido qué escribir, nadie más. Y sí, todavía quiero impresionarte, pero lo haré a mi modo.
Después de todo, lo hice cuando no tenía la intención de hacerlo. Puedo hacerlo de nuevo. Es cosa de escribir, nada más. ¡No importa si es estúpido, insensato, egocéntrico o a nadie le importa! Es cosa de hacerlo y ver qué sale. ¿O acaso realmente creo que es preferible no hacer nada y esperar a que los dioses me den una idea genial? Eso no sucederá claramente.
Sí, es hora de darme una buena bofetada y ponerme a trabajar. Quizás no gane el juego, porque por Azar que no me veo capaz, pero lo voy a intentar, aunque salga una soberana basura y mientras intentaré usar este blog para lo que es: para ser yo misma, aunque eso decepcione a muchos (vamos, como si leyeran) o incluso a mí misma. Para hablar tonterías que solo a mí me importan y decir las cosas de una forma completamente no estética. Ya habrá tiempo para lo demás.
Y seguiré jugando. Últimamente pienso demasiado en ti. ¡Qué va! No te saco de la cabeza, pero no importa. Seré fuerte y seguiré adelante, hablando tontería tras tontería. El que siempre está disparando, tiene que dar en el blanco alguna vez ¿no?
Es hora de cargar la pistola.
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