Injusticias en la celda

domingo, 7 de octubre de 2012

―Esto no es justo ―se lamentó Nolan apoyando la cabeza contra la pared de su celda. Su compañero intentaba hacerse el dormido, pero estaba seguro de que lo escuchaba con atención, como cada noche en que charlaban―. ¿Sabes qué es lo último que han inventado los hijoputas de los científicos?

Un gruñido recibió sus comentarios, con lo que Nolan tomó un poco de aire y comenzó su perorata nocturna.

―¡Que hay psicópatas en los gobiernos! ¡Menuda mierda! ―Se levantó de pronto, en un arranque de furia y su compañero, aunque acurrucado en su escuálida cama, lo observó con atención, esperando a que se le pasara. ―Es increíble… A lo que ha llegado este mundo de cucarachas.

―¿Por qué te molesta tanto? No es novedad…

―¿Cómo que no es novedad? ¡Claro que lo es! ¡Y una jodida putada!

El hombre se removió un poco entre las sábanas sucias y trató de entender por qué su compañero estaba tan alterado. Sabía que estaba zafado y que era impredecible, pero aquello simplemente era ridículo. ¿Estaría delirando? ¿O colocado?

―… ¿Psicópatas en puestos de poder? ¿Y por qué te importa?

―¡Porque me he pasado la vida trabajando muy duro para tener ese título y ahora van y se lo dan a unos trajeados cualquiera que jamás han puesto las manos al fuego!

―Y eso lo dices literalmente…

Nolan sonrió siniestramente, aunque el ceño fruncido indicaba que seguía sumamente enfadado. «Por supuesto».

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