Susurro: Prioridades

lunes, 12 de noviembre de 2012

La chica bostezó frente al ordenador. Todavía tenía que hacer los ejercicios para la clase de mañana, tenía que ordenar sus apuntes para compartirlos con sus compañeros y escribir. Especialmente eso último, que era lo más importante. 

Un dolor hormigueante y punzante a la vez se arrastraba su cráneo. Cerró los ojos y sintió que sus ojos ardían y lloraban de dolor, pero los volvió a abrir y sonrió. Empezó a escribir, pese a que las obligaciones tiraban de sus mangas con fuerza. "¡Haz esto! ¡Haz aquello! ¡Es importante!" Y era cierto. Había muchas cosas importantes.

Pero nada como eso. Quizás no sirviera de mucho, quizás no llegara a ninguna parte, pero era lo más importante. El cansancio la había derrotado en un par de ocasiones, pero no era posible que eso se transformara en costumbre. Tenía que terminar, aunque luego cayera rendida. Siempre había energía para escribir.

Para amar.

Para soñar.

Para ser ingenuo, fuerte, soñador, realista, guerrillero, fantasma y rival. 

Negó con la cabeza con un gesto de dolor mientras sus letras se inundaban de estupidez y divagaciones. Ni siquiera había historia, ni siquiera había estructura, sentido o pulcritud. Eran solo dedos que galopaban en el teclado sin ningún tipo de orden ni concierto. Tan solo así, porque podía y quería. 

Porque aunque a veces se sintiera avergonzada de sus propias limitaciones, había algo que estaba mucho más allá del éxito y el talento. La chica sintió que las lágrimas se agolpaban en sus ojos, pero prefirió sonreír. Había algo mucho más profundo que los trazos que aparecían en la pantalla y que nadie ―¿nadie?― leía. Porque era mucho más que solo escribir  cuando todo el mundo podía y nadie lo lograba.

Porque así hablaba con el fantasma. Porque así lo honraba. Lo amaba. La chica se detuvo un momento. Quería hacer todo aquello bien. Por eso tendría que repasar esa historia algunas veces antes de enviarla a los retos. Tendría que pulir un poco su forma de narrar y de explicar. Quizás no dar tanta información... Aunque tampoco dejar todo en el aire, en una nebulosa de confusión. Tenía que trabajar. 

Por sí misma. Por él. Por ambos. Porque estaba enferma y cansada, pero estar junto a él en las letras, era definitivamente lo único que quería hacer en ese momento. Aunque el fantasma ahora durmiera o no la recordara, aunque pensara en ella y la extrañara... estaban juntos.

Y, definitivamente, eso era lo más importante.

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